La enseñanza de la matemática debe hacerse de una forma que resulte amena para los estudiantes. Los profesores deben enseñarlas con materiales y juegos que la hagan atractiva para los estudiantes. Pero también deben procurar que comprendan bien los conceptos matemáticos.
Gran parte del rechazo mayoritario hacia las matemáticas, existente entre los estudiantes, procede del largo y monótono aprendizaje de muchos algoritmos de cálculo, aprendidos pero no bien comprendidos.
En la época de las calculadoras, no tiene sentido esa tediosa y larga dedicación al aprendizaje de los algoritmos de las operaciones, de una forma mecánica.
Nosotros planteamos hacer más lógico ese proceso, relacionando el algoritmo con las propiedades de la multiplicación. Particularmente con la propiedad distributiva, que es la espina dorsal del algoritmo. Pero comprendiendo bien esas propiedades, no simplemente memorizándolas. Y todo ello de una forma sencilla y amena, partiendo de juegos con recursos variados.