Ushuaia (unos 70.000 h) es la capital de la provincia Argentina Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Antártico Sur, tiene un tiempo atmosférico imprevisible ya que en el mismo día puede aparecer el sol, la lluvia, el viento y la nieve, esto resulta natural al estar rodeada de montañas y abierta al mar por una amplia bahía y muy al Sur. Por el contrario, nuestra estancia en la ciudad fue agradable entre otros motivos por la bonanza del tiempo. Suerte.
En efecto, a Ushuaia llegan las últimas estribaciones de los Andes Fueguinos de altura media pero con varios glaciares entre los que destaca el glaciar Martial y por otro lado las aguas del Pacífico, en las costas del Canal Beagle, considerado por los argentinos un paso bioceánico para evitar conflictos con el tratado firmado con los chilenos sobre límites. Esta ciudad acumula los apelativos de “bahía que mira al poniente”, “bahía honda”, “Ciudad del Fin del Mundo”, “Ciudad más Austral del Mundo”, por oposición a Hammerfest (Noruega), la más boreal. Aunque tal apodo está siendo cuestionado por la ciudad (¿pueblo o ciudad?, la polémica está servida) chilena de Puerto Williams (unos 2300h) de reciente desarrollo, situada más al sur al otro lado de canal Beagle. Aun así, sus habitantes están orgullosos de donde están y de su lema: “Ushuaia, fin del mundo, principio de todo”. Además de ser una ciudad unida a una cárcel, una cárcel unida a una ciudad. El paralelismo con la ciudad chilena de Punta Arenas es evidente, son ciudades patagónicas, conservan restos de su pasado indígena, pueblos de cazadores de lobos marinos, inicialmente fueron lugares de aprovisionamiento, siempre mostraron una vocación oceánica como puerta de acceso a la Antártida, por lo que atrajeron a las grandes compañías comerciales, que instalaron sucursales en ellas. También ambas fueron favorecidas por el empeño de sus gobiernos para reafirmar su soberanía en la zona. Hay que defender y mantener el dominio en esta parte de la Tierra del Fuego. Igualmente encontramos aquí calles paralelas y perpendiculares al mar y el peculiar colorido en las fachadas de las casas. En la actualidad son centros industriales, portuarios y turísticos. Dedicamos un tiempo a recorrer la extensa y tranquila costanera disfrutando de las preciosas vistas del Beagle y de los montes nevados circundantes, el puerto con una división militar marítima y el club náutico. Pasamos por el amplio espacio donde se albergan los kioscos que ofertan todo tipo de excursiones y el monumento que conmemora la fundación de la ciudad. Transitamos por larga avenida de San Martín con sus hoteles de vistosas fachadas, los restaurantes que exhiben en sus vitrinas la espectacular centolla y la merluza negra y sus innumerables tiendas, a destacar entre otras las típicas y tradicionales de chocolate. Estuvimos en el edificio de la Cárcel del Fin del Mundo (1902-1947), hoy Monumento Histórico Nacional. Este edificio, construido por los presos, estuvo largo tiempo en ruinas, solo permaneció intacto el Pabellón de Historia, el resto, totalmente restaurado, alberga el Museo Marítimo y del Presidio, conjunto de museos con una variada y desigual temática marítima, antártica, presidiaria y artística. |
El Parque Natural de Tierra del Fuego en los alrededores de Ushuaia es un paraje interesante por su variada y vistosa vegetación predominando el cerrado bosque de lengas, guindo, ñires, calafates y canelos como pudimos apreciar durante la caminata que realizamos por la Senda Costera que pasa por las cascadas del río Pipo y en la la ribera del Beagle, vimos restos de asentamientos del pueblo yamana con sus depósitos de conchas de mejillones recogidas por las mujeres desnudas en las frías aguas, era su principal sustento, mientras que los hombres iban a cazar lobos marinos.
Hasta el Parque Natural Tierra del Fuego llegaba el Tren del Fin del Mundo desde la cárcel con los presos para hacer tareas de desbroce y tala de árboles y aprovisionar de madera a la cárcel y a la ciudad. En la actualidad intentan recrear la vida de los presos fuera de la cárcel y han recuperado los 7 últimos kilómetros de la antigua vía y restaurado la estación, transformada en centro temático sobre el modo de vida de los presos y sus guardianes y en tienda de objetos de recuerdo. Dentro del parque se halla, como no, el Correo del Fin del Mundo. Desde donde se puede timbrar una postal a cualquier parte del Globo.
Nosotros no subimos al tren y optamos por dar un relajante paseo por parte del recorrido. Era difícil sobreponerse a las huellas del pasado a pesar de estar en un paraje precioso con la variada vegetación del Parque Natural de Tierra del Fuego. Pero los calveros originados en el bosque con sus tocones resecos, convertidos en cementerio de árboles, se imponía.